Extrema seguridad y sin privilegios es la rutina diaria del CECOT
Escrito por Redactor Nueve R el 29 — 01
Las luces en el CECOT nunca se apagan. Los terroristas deben de acostumbrarse a estar siempre vigilados sin ninguna oportunidad para poder salir al mundo exterior
Mantener una estricta rutina, basada en fuertes medidas de seguridad y sin dejar un ápice de privilegios, ha sido el diario vivir en el Centro de Confinamiento del Terrorismo ( CECOT) en los dos años que tiene de funcionamiento.
Desde la zona exterior del Cecot, policías y soldados mantienen un estricto y expugnable perímetro de seguridad.
Los registros de vehículos y personas que llegan al recinto son inviolables, desde la carretera que une la calle que lo conecta con la carretera que conduce a San Vicente.
Ya al ingresar por un imponente portón en la entrada, las personas que logran una autorización de ingreso se someten a rigurosos controles mediante escáneres y otros dispositivos de alta tecnología.
Para los pandilleros ahí recluidos, ser llevados por las autoridades del Gobierno del Presidente Nayib Bukele, es quedar consignados a una estricta rutina de control diario.
Dentro de un enorme módulo con celdas y literas de metal será su nuevo domicilio, de donde nunca volverán a salir con vida.
Los internos deben de levantarse temprano, bañarse y hacer sus necesidades haciendo turnos. El que no se bañe se queda así hasta el siguiente día.
Sus alimentos llegan en toper plásticos entregados por los mismos internos designados.
Solo comen y deben de entregar esos toper sin perder tiempo. Los tres tiempos de comida son iguales, no hay privilegios para nadie.
Los que enfrentan audiencias judiciales por sus crímenes cometidos pueden cambiar su rutina el tiempo que dure la diligencia al visitar las salas, aunque siempre dentro del módulo.
Una vez al día, solo por 20 minutos cada reo es llevado al pasillo del módulo para ejercitarse, escuchar la palabra de Dios o para pasar consulta médica.
Los pandilleros ahí recluidos solo verán los rostros de sus compinches, jamás volverán a ver los de sus familiares, a lo mejor sueñen con los rostros de las personas que asesinaron sin piedad cuando dominaron en las calles.
Ahora su rutina está regida por el brazo fuerte de la justicia y de las instituciones del Gobierno del Presidente Nayib Bukele encargadas del CECOT.